El baile de las estatuas by Tatiana Ballesteros

autor:Tatiana Ballesteros [Ballesteros, Tatiana]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Novela, Policial, Intriga, Psicológico
editor: ePubLibre
publicado: 2023-09-14T00:00:00+00:00

Fue como observar de cerca una planta marchita que se recomponía tras el paso del agua por las raíces, viendo cómo se erguía la flor y extendía sus pétalos de esa forma en la que solo podían hacer ellas. ¿Por qué no iba el propio sonido a curar lo que una vez marchitó? Esa fue la clave que me dio Marta en la última consulta a la que acudí con Susana.

Lo cierto es que tenía dudas de que fuese a funcionar, porque el papel lo aguantaba todo, pero, cuando ponías en práctica una teoría tan descabellada, la incertidumbre asomaba. Afortunadamente aquel golpe de fe fue lo único que consiguió que Daniel volviese en sí y que aquel tedioso día terminase de la mejor manera posible. Por desgracia lo detuvieron después de apaciguarle, y digo por desgracia porque no fue más que el títere de un experimento macabro. La consecuencia de una práctica terrible y peligrosa.

—¿Qué me ha pasado? —me preguntó con las esposas ya en sus muñecas.

—Ojalá tuviera una explicación, de momento solo podemos alegrarnos de cómo ha terminado todo —contesté.

—Gracias, no sé qué me ha pasado. —Estaba muy confundido, como perdido.

No era nada fácil explicarle qué había pasado, era tan complejo como cuando tratabas de contarle a un enfermo mental que estaba teniendo delirios.

—Señorita Capdevila, ha sido un placer trabajar con usted —me dijo Ruiz.

—El placer ha sido mío. Admiro su entereza en estas situaciones y la labor que desempeña. —Extendí mi mano para darle un apretón.

—Quiero que sepa —me dijo acercándose a mi oído—, que todo lo que ha ocurrido aquí es altamente confidencial, espero que dé con lo que está ocurriendo de verdad. A veces las cosas no son lo que parecen y usted me lo ha demostrado una vez más. Enhorabuena.

Me sentía aliviada al saber que el agente Ruiz mantendría su silencio profesional ante lo que acababa de ver. Todavía nos quedaba un largo camino por recorrer y cualquier situación que pudiese alterar el curso normal de las cosas era arriesgado.

Me tomé unos segundos antes de bajar donde se encontraba Susana y mi unidad. Necesitaba respirar hondo y gestionar las decenas de emociones que sacudían mi cuerpo. Habíamos logrado un triunfo, evitar una catástrofe. Sin embargo, muy dentro de mí sabía que esto tan solo era el principio. Por fin pude conocer en persona al coronel Manrique, el alto mando que estaba fuera dando órdenes. Gutiérrez asumió la codirección con él de este caso. Después de lo que había sucedido teníamos más claro que nunca que debía existir algún tipo de experimento militar detrás de esto. Probablemente a manos de alguien trastornado con demasiada información. El coronel Manrique nos prometió que llegaría al fondo de este asunto para pararle los pies al responsable de tanto desastre.

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